08.04.2020. Nicolás González lleva 25 años dedicado a la gestión del agua. Fue creciendo en responsabilidad hasta convertirse en el oficial de mayor categoría del equipo de UTE Gestión Cangas. Un trabajo esencial, que en la situación actual de alarma en la que nos encontramos, lleva a cabo con orgullo. “Mantener el ciclo del agua no sólo consiste en colocar las tuberías correctamente, hay mucho trabajo de gestión», opina Nicolás.
Mediciones, distribuir a los operarios en las obras, averías… son tareas habituales de los trabajadores de UTE Gestión Cangas, que siguen realizando estos días. Diferentes equipos de guardia siguen realizando los análisis de todas las redes y depósitos municipales para garantizar la calidad habitual del agua, como esta de cloro en la fuente de Fonteferreira.
Natural del Ayuntamiento de Cangas, le da mucha importancia al trabajo que realiza para sus vecinos. El diálogo y el entendimiento son las herramientas fundamentales para tratar con los usuarios a la hora de hacer trabajo de calle. “Cuando trabajamos lo que más valoramos es la libertad para tomar decisioness que ayuden a la comodidad de los vecinos. Si existe una avería, tengo libertad para llamar al jefe de servicio y decidir si hay que cambiar otras piezas. Es una labor de prevención que hará que esa calle cuente con mejores condiciones y eso repercute en calidad de vida», confiesa el oficial de redes.
Destaca también ante todo el buen ambiente de la UTE Gestión Cangas. “Nos llevamos todos muy bien, y eso se traslada al trabajo. El equipo de trabajadores ya sabe que tiene que hacer y asume responsabilidades. La vocación de servicio es fundamental para este trabajo”, concluye.
Cada vez que se conecta una vivienda a la red de saneamiento, intervienen muchos factores que Nicolás conoce a la perfección. “Sin la carretera es de la Deputación de Pontevedra, tiene un procedimiento específico, si es del Ayuntamiento, tiene otro diferente. Son cosas que los vecinos desconocen, mantener el ciclo del agua no solo consiste en colocar las tuberías correctamente, hay mucho trabajo de gestión paralelo. El proceso de acometida comienza con la solicitud de una conexión al saneamiento. El siguiente paso es que el equipo se traslade a la zona para ver sus características, medir la distancia, analizar el pavimento, medir la obra y comunicárselo al jefe de servicio”, comenta Nicolás.
Tras 25 anos al servicio del agua en Cangas, es testigo directo de la evolución y del reto que supuso y de la modernización de los equipos y herramientas de trabajo, que hoy en día facilitan mucho su labor. “Cuando comenzamos a trabajar tenía 20 años. No había ni contadores y todas las tuberías eran de fibrocemento. Trabajábamos todas los fines de semana. El volumen de trabajo era abrumador. el servicio fue evolucionando mucho, tanto en herramientas como en vehículos, la incorporación de maquinaria pesada supuso un antes y un después. Un trabajo que hace diez años llevaba dos días ahora lleva media mañana. Es necesario invertir para mejorar el servicio, y en UTE Gestión Cangas esto es prioritario», dice Nicolás. “En los últimos años cuando una calle da problemas ya intentamos cambiarla por completo. Hacer parches no es una solución efectiva. Si un vecino ve que día si y día no la misma compañía está rompiendo el asfalto, no lo va a entender», confiesa González.
Prefiere los trabajos de abastecimiento, aunque son más problemáticos. Se trata de un trabajo más técnico que requiere de los conocimientos que fue adquiriendo todos estos años, y supone un reto para él, ya que las averías tienen que quedar resueltas de inmediato para no dejar a los vecinos sin servicio y evitar el desperdicio de litros de agua. «Yo desconocía mucho este oficio y fui aprendiendo y mejorando día a día. Ahora estoy en un momento profesional excelente. A veces me llaman a casa cuando no estoy de guardia y no me importa acercarme al lugar de la incidencia. Eso va en lo que es el mantenimiento del servicio y en lo que me gusta mi trabajo», cuenta.
UTE Gestión Cangas no sólo trabaja a pies de calle, sino que el trabajo más importante es invisible a los ojos de los vecinos. «Si una calle de 20 edificios sufría un problema, había que dejar sin agua a las 20 viviendas. Ahora interrumpimos el servicio las mínimas posibles. Eso se consigue a través del revisado constante de válvulas y contando con un mantenimiento óptimo”, narra González.
Aún así, quedan algunos retos por delante, como el aumento del volumen de trabajo en época estival. “En verano la población se duplica e se duplican también las averías y las solicitudes de acometidas. El volumen de trabajo se dispara y necesitamos más apoyo”, confiesa Nicolás.